Ya sé que hace demasiado tiempo que no me paso por aquí, y decir que el motivo es que he tenido unos dos últimos meses horribles sería quedarse corta. Sabéis esa sensación de que has desandado buena parte de lo andado hasta el momento? Pues eso. Octubre, Noviembre y lo que llevamos de Diciembre se están llevando lo mejor de mi.
Para empezar los problemas económicos en casa han hecho que tenga que reducir a menos de la mitad mis visitas al psicólogo, y es obvio que esto me ha afectado, por lo menos en cuanto al seguimiento de los progresos, sin contar con el estrés que genera ese problema ya en sí mismo. Los recortes en casa se han empezado a notar y a eso hay que sumarle el estrés que viene generando mi pareja desde que en Octubre le cambiaron de proyecto, metiéndole más responsabilidad acompañada de más mierda, por supuesto, hasta el punto de trabajar varios días a la semana hasta las 2 de la mañana y levantarse a las 6. Casi sin dormir, cansado, ojeroso y de mala leche. Un cromo, vamos. El poco tiempo que pasamos juntos es para fagocitar en el sofá porque está demasiado cansado y a mi mientras el cerebro se me atrofia. Conclusión, yo me subo por las paredes y las noches que él pasa fuera por viajes de trabajo la casa me come, y yo me como la nevera. Porque esa es otra, mi relación con la comida esta volviendo a pasar por una etapa de enemigos íntimos. Y los casi cinco kilos que había adelgazado y recorrido casi la mitad de camino, han desaparecido de un plumazo. Sigue leyendo →